lunes, 7 de julio de 2008

...Continuación pensamientos

Que triste para el ebrio confundido que no sabe en donde vomitó su conciencia, más el sueño presente olvidado fue en la barra del perdido y sin reconocimiento alguno del tiempo, bajo a la fosa confundido y delirante por el sueño.

Dios hizo dormir en mí la aflicción la soledad, mi tristeza en angustia inmutada al filo de la esperanza al no sentir la presencia en mi piel los brazos en mi regazo.

Que triste el Llanto lastimero de la madre que vio frustrado su sueño a causa del hijo rebelde.

Y de mi aflicción bajo un manto oscuro de improbabilidades sin razón de ser, me basto el susurro y dormir en el calor de Dios para despertar en sus atrios de bondad.

El que tiene Tiempo para contar y disfrutar de sus maldades, en la prisa y en el Llanto no obra tiempo para contar sus desgracias.

Oh! es que el Hombre más viendo el día se perturba como en ansiedad, asoladora de la noche.

La impaciencia del hombre a flor de piel es la inmensa paciencia que reposa en el benévolo Espíritu de Dios.

Lo Torcido del ojo oscuro lascivo no esconde de Dios su imprudencia aún bajo un manto oscuro protector de malicias y suspicacias.

Presunto infeliz soy que no te das cuenta guíen te llamó y en presencia de quien estas protestando y murmurando como aquel que lejos esta del portentoso y apacible amor de Dios el todo poderoso que irradia la tierra y mas allá con su luz de misericordia nos reserva la Eternidad en Jesucristo.

Maldita y benévola ansiedad del corazón de Dios que lo único que das son saltos de respiro sobre el desgraciado que de angustia y tropiezo lleva su miseria vida. (Fue la consecuencia de tiempo truncados) .

Mi Dios tu me levantaste como un gran torrente de agua a las alturas y quien me arrebatara de tus manos, portentosos brazos que extendiste para salvarme con grande dolor por los clavos que traspasaron tus preciosas manos, manos de creador de la vida ellas limpiaron mis sucias manos y Escondiste mi alma para Limpiarla en tus Torrentes ríos de sangre que fluían de tu corazón traspasado por mis manos indignas de ser Limpias mas sin Embargo no las tomaste en cuenta y me Salvaste para dar testimonio de ti podamos llegar a nuestro padre por medio de tu precioso Espíritu Santo.
Más si el Espirítu menguara la carne viviria y reinaria el pecado en un mundo disparatado.
Y se levantó el cansancio sobre tus pies al impulso inconsecuente de tus tristes alegrías y como a la pista sin corredor fueron tus ilusiones por la vida.
Reza la ignora del audaz sobre el candido abrumado en la sonora melodia yo estoy para recibir tus monedas esparcidas.
Como trampa en la ansiedad en la lentitud de la vejez triste y cansado como abrojo llevado por el viento con aliento de moribundo en pie esta cada mañana para recibir en su delirante cosecha la aflición de su camino.
Cuando el sumo sube a la cabeza y las deudas a los pies aprisa y por los guindos corres y caminas como quien huye abrumada del perseguidor.
Triste y desconsolado como yendo guindo abajo el pobre abrumado piensa y se mortifica a causa de su desquicio fatal droga su vida inutil impera su alma esclava de la noche muerta que en gran ansia se abrazaba.
Lo desenfrenada perdida y desorientada como vestida en brama seran las multitudes y los caminos en los postreros días seran alcoba y delirio para los perdidos.
Mas ligero el sorbo del deseo al grito del deleite que por llantos y tristezas en agobio el Espíritu permanece.
Al llanto y el desquicio por miedos y locuras duermo y me levanto en la noche oscura de mi vida.
Por vomito y estreches el placer audas de la infiel al servicio de su marido.
Perfida infiel... saltos de alegria sobre la cama del codicioso perturbador de familia... borracha loca y despeinada te acercas a tu marido con cara de burla arrepentida, yo siempre he sido el fiel amor de tu vida en un cuerpo que por imaginación tu nombre entrelazo los pechos de mi corazón.
Sorbida mi alma fue en la mesa del negocio, perturbada y desquiciada por olvido fue tomada.
Masculino alborotador del deleite entrando por las casas apestadas de pobrezas de mujeres al descuido con hormonas bailarinas bien trensaditos los pequeñitos hambrientos y desnuditos al descanso sobre la piedra tosca y el viento solano de la cruenta vida humana.